Preparemos nuestros corazones para vivir el tiempo de Pascua.

La Pascua comprende cincuenta días, los cuales inicia en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. En este tiempo  celebramos a Cristo resucitado y es por eso que, siendo  el tiempo más fuerte de todo el año,  como cristianos debemos unirnos a la pascua de la Iglesia, la cual como cuerpo de Cristo es introducida en la Vida Nueva del Señor, por medio del Espíritu que Él mismo dio el día del primer Pentecostés.

Por eso, les compartimos cinco actitudes claves para vivir la pascua:

1. Sé alegre: Ya nos decía Santa Madre Teresa de Calcuta “La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento  y de nuestra unión interior con Dios”. Como cristianos debemos vivir la alegría de Cristo resucitado en nuestras vidas. Al estar siempre alegres, mostramos con nuestro actuar a Dios vivo y presente en nuestros corazones.

2. Ama: “Un nuevo mandamiento les doy: ámense los unos a los otros, cómo yo les he amado” (Jn 14,34) Con gestos sencillos y pequeños  podemos demostrar el amor de Dios que está presente en nuestras vidas, con todo aquel que nos rodea. Porque «la vida que Jesús nos regala es una
historia de amor, una historia de vida que quiere
mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra
de cada uno»

3. Persevera: Aunque en el tiempo litúrgico ya pasamos la cuaresma y semana santa, puede que se te sea difícil mantener tu unión con Cristo, no olvides que Dios siempre te está animando a continuar, no decaigas.  Si has perdido el vigor interior, la esperanza, ante ti se presenta Jesús como se presentó ante el hijo muerto de la viuda, y con toda su potencia de Resucitado el Señor te exhorta; “Joven, a ti te digo, ¡Levántate!“ (Lc. 7,14) (Cf. Exhortación apostólica  Christus Vivit N 20)

4. Se coherente: Tu testimonio habla más que tus palabras. Muchos vivimos la semana santa en misión o sirviendo en nuestras parroquias, debemos continuar con una vida santa, misionando y dando testimonio de Cristo resucitado en nuestro trabajo, estudio, familias etc. Siempre es bueno compartir la alegría del evangelio, y  el Señor nos quiere como sus instrumentos para derramar luz y esperanza (Cf. Exhortación apostólica  Christus Vivit N 177)

5. Acoge a María: «Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde ese momento, el discípulo la recibió en su casa» (Jn. 19, 27)Jesús, antes de morir en la cruz, nos da un regalo muy precioso: su madre. Acogiendo a María, vivimos de forma completa la Pascua, ella nos acompaña en oración hasta Pentecostés, tal y como hizo con los discípulos de Jesús (cf. Hch 1,14)