1. Ambientación

#QuédateEnCasa. Prepara música de fondo que te ayude a disponer tus sentidos a este momento de oración. Busca un espacio donde estés cómodo, tranquilo y dispón tu mente y corazón para vivir este encuentro con Dios. Utiliza una imagen de Cristo que tengas en tu hogar o si tienes, un altar y sobre este, coloca una hoja en blanco pequeña y algo con que escribir.

1.1 Oración inicial:

Practicando respiración profunda pide el acompañamiento del Espíritu Santo, invoca al Espíritu de vida y sabiduría, y pídele que sea quien te guie durante este encuentro personal.

Ahora piensa en la situación mundial actual, primero desde adentro, como te sientes respecto a ella, y luego en las demás personas. No pienses solo en la salud física sino en tu vida de fe. Da gracias al Señor por tu vida y por la de las personas que te rodean y pídele que tome todos tus pensamientos como ofrenda de amor.

2. Leamos la palabra

Busca en tu Biblia el evangelio según san Marcos capítulo 3, versículos del 1 al 6 y proclámalo inicialmente en voz alta, enfoca tu atención en cada personaje, sus palabras, actitudes y acciones.

A continuación, realiza dos relecturas más que te permitan memorizar parte por parte cada momento de este relato bíblico.

3. Actividad

Toma a continuación tu hoja y lapicero (o lápiz) haz dos columnas y escribe en la primera mínimo 5 nombres de personas que conozcas que estén pasando en este momento por una enfermedad del cuerpo, si no logras recordad ayúdate con alguien de tu familia. En la otra columna escribe mínimo 5 nombres de personas que sepas estén pasando por alguna enfermedad del alma.

Ahora reflexiona un poco, que tanto te costó hacer este ejercicio sin ayuda, ¿estas atento a los sufrimientos de aquellos que pasan por la enfermedad? ¿oras constantemente por ellos? ¿Qué es para ti estar enfermo del alma? ¿Cómo podemos vivir nuestra fe desde la enfermedad?

4. Meditación

“Cuando un hijo o un abuelo no se encuentra bien, todos en la familia están muy preocupados y tristes: lo queremos y para nosotros es difícil verlo sufrir. Sin embargo, cuando estamos juntos en los momentos de la enfermedad crece la unión entre nosotros y nos ayudamos con más disponibilidad. También las familias vecinas se asoman a la puerta y ofrecen su ayuda. A esta cercanía entre las familias el Papa la llamó “una caricia de Dios”.

Jesús nos enseña cómo comportarnos ante los enfermos: siempre le traían muchos y él los curaba enseguida, sin hablar de más y sin demasiados razonamientos, incluso si no era el día adecuado según los jefes del pueblo y, por este motivo, le regañaban. El Papa quiere que toda la Iglesia tenga esta misma actitud y también vosotros, los más pequeños; por este motivo nos enseña a cuidar y a estar cerca de los que sufren: todo aquel que no quiere ver ni encontrar a los enfermos muy pronto se encuentra con un corazón árido.”

Hoy puede haber muchas maneras de atender las necesidades de los enfermos, y la primera es la oración. Recuerda, El Espíritu de Dios nos ayuda a ser creativos, a crear nuevas maneras de ayudar a nuestros hermanos.

5. Los Santos nos enseñan.

Es normal que en momentos de angustia, la soledad y la duda nos invada, cuanto más en la enfermedad personal o la de un ser querido. Pero así, como en muchas situaciones de nuestra vida, por gracia de Dios, encontramos personas que con su experiencia nos inspiran, porque quizás a lo largo de sus años pasaron por situaciones parecidas a las de nosotros y tienen como aconsejarnos para vencer todo lo que hoy en día nos impacienta. Este no es un caso diferente al de muchos santos, que pasaron por pandemias iguales o más difíciles que la actual y que nos regalan su testimonio como ejemplo de cómo actuar para sembrar esperanza en quienes la necesitan. He aquí algunos de ellos:

  • San Cipriano: “La peste de Cipriano” es el nombre que se da a una pandemia que afligió al Imperio romano desde alrededor del año 249 hasta el 269 y duró nada más y nada menos que 20 años. Este santo y mártir fue obispo, y le tocó presenciar uno de los momentos más duros de la humanidad. Pero lejos de dejar ganar al desánimo, en sus cartas les daba apoyo a los fieles y con maravillosa energía, reunió un equipo de trabajadores y un gran fondo de dinero para la atención de los enfermos y la sepultura de los muertos.
  • San Carlos Borromeo: Vivió durante la terrible epidemia de peste de 1576. San Carlos hizo todo lo posible para satisfacer las necesidades corporales de las víctimas de la peste, enviándoles la comida necesaria todos los días desde su casa y recogiendo limosnas dentro y fuera de la ciudad. Pero su principal preocupación siempre fue una: brindar socorro espiritual a los fieles confinados en sus casas u hospitales. Sin temor al contagio visitó hospitales, encabezando procesiones de penitencia y haciéndose de todo a todos como un padre y verdadero pastor.
  • Don Bosco: En 1854, San Juan Bosco vivió junto con sus hijos espirituales (casi 100 jóvenes del oratorio de Turín) la epidemia del cólera que por entonces afectó fuertemente a la ciudad italiana. En medio de todo el pánico generado por las numerosas muertes que había causado la peste, Don Bosco reunió un grupo de sus jóvenes como voluntarios para socorrer a los enfermos, pero con una condición: Una buena confesión y comunión para que con la protección de la Santísima Virgen María ninguno se enferme, y así fue. Al final Don Bosco no dudo en agradecer a Dios por proteger la vida de sus queridos jóvenes que más tarde lo acompañarían a fundar la Congregación Salesiana.  

6. Oración final.

En este momento, toma la hoja con los nombres que escribiste en ella, y dirige una oración al Padre por la mediación de Jesús por la salud y salvación de cada una de esas personas, contempla como la mirada de Cristo les dice a ellos y a ti: “levántate, extiende tu mano” y descubre como Jesús te sana y te llama a extender la mano para servir a tu hermano.

7. Compromisos.

7.1 Privado: Rezar un avemaría por todas las personas que durante la cuarentena te enteres de enfermedad física, o que sientas o sepas que necesiten de tu oración por su vida espiritual, de manera especial por aquellas que escribiste en tu hoja de papel.

7.2 #RetoSemanalPJ: Mira alguna película de algún santo que te llame la atención y compártelo por tus redes sociales. Aquí te dejamos una lista de recomendados:

  • Padre Pio – 2012 (3hrs 34mins)
  • San Agustín – 2010 (3hrs 16mins)
  • Don Bosco – 2004 (3hrs 33mins)
  • Francesco – San Francisco de Asís 1989 (2hrs 30mins)
  • Pablo, apóstol de Cristo – 2018 (1h 48mins)